OBALUAIYE DESOBEDECE A SU MADRE Y ES CASTIGADO CON LA VIRUELA

Obaluaiye era un niño muy desobediente.
Un día, él estaba saltando cerca de un lindo jardín repleto de pequeñas flores blancas.
Su madre le había dicho que él no debía pisar las flores, pero Obaluaiyé desobedeció a su madre y pisó las flores a propósito.
El no dijo nada, más cuando Obaluaiye se dio cuenta estaba quedando con todo el cuerpo cubierto por pequeñitas flores blancas, que fueron transformándose en pústulas, llagas horribles.
Obaluaiye quedó con mucho miedo.
Gritaba pidiendo a su mamá que lo librase de aquella peste, la viruela.
La madre de Obaluaiye le dijo que aquello aconteció como castigo porque él había sido desobediente, más ella iría a ayudarlo.
Ella tomó un puñado de rosetas de maíz (pipoca) y pasó por el cuerpo de él y, como por encanto, las heridas fueron desapareciendo.
Obaluaiyé salió del jardín tan bien como cuando había entrado.